Animadores/ Exhortadores: ¡sé quién eres!

La Iglesia necesita todos nuestros dones. Debemos ser las personas que el Dios nos ha hecho de ser con plenitud, sin reserva, completamente en proporción a la fe. A los Animadores/ Exhortadores, Dios les dice: ¡Sé lo quién eres! ¡El resto de nosotros estaríamos en un mal lugar sin ti!

Este pasaje nos enseña primeramente que a cada miembro del Cuerpo de Cristo se le ha dado un don para aumentar ese Cuerpo, y cada miembro se le ha dado a la Iglesia como un don. Cada miembro tiene sus propios dones, que no son iguales de los de otros miembros. La Iglesia necesita todos nuestros dones. Por eso, debemos vivir en nuestros propios dones — yo debo vivir en mis propios dones, no en los tuyos.  Debemos ser las personas que el Dios nos ha hecho de ser con plenitud, sin reserva, completamente en proporción a la fe.

Nota que las palabras “usémoslos” y“úsese” en la traducción citada fueron añadidas por los traductores.  Este pasaje no nos instruye qué deberíamos hacer, sino quiénes deberíamos ser. 

Además, esto nos enseña que algunos miembros pueden realizar ciertas funciones mejor que otros. Eso es la naturaleza de un regalo.

Mi ojo no tiene que esforzarse mucho para ser un ojo, o para ver (la mayoría de las veces). Sería bueno que no se quedara ciego conmigo porque realmente quiere ser una oreja. De lo contrario, solo tiene que ser un ojo.

 Lo mismo es cierto en el Cuerpo de Cristo, excepto que podemos decidir que realmente queremos ser algo que no somos (mi ojo no puede decidir eso) y dejar de funcionar como lo que somos. ¡Entonces todo el mundo sufre!

Uno de los dones, dado selectivamente a algunos miembros, es la exhortación. El versículo 8 usa dos palabras para identificar este don: el verbo “exhorta” (griego: parakalōn) y el sustantivo “exhortación” (griego: paraklēsei), pero ambos se derivan del verbo parakaleō y significa que debemos animarnos unos a otros de la misma manera que el Espíritu Santo nos anima. (Compárese con Hebreos 10:24-25 y mi último post.)

Esto es algo que todos deberíamos estar haciendo los unos por los otros, todo el tiempo. Pero algunos tienen un don espiritual particular para ello.  Es su papel principal, y fluye naturalmente de ellos, casi como la respiración.

Pero no es un rol de liderazgo y, por lo general, no se le da mucho reconocimiento. Aun así, Pablo dice: ¡Sé lo quién eres! ¡El resto de nosotros estaríamos en un mal lugar sin ti!

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4 Pues así como en un cuerpo tenemos muchos miembros, pero no todos los miembros tienen la misma función, 5 así nosotros, que somos muchos, somos un cuerpo en Cristo e individualmente miembros los unos de los otros. 6 Pero teniendo dones que difieren, según la gracia que nos ha sido dada[, usémoslos]: si el de profecía, [úsese] en proporción a la fe; 7 si el de servicio, en servir; o el que enseña, en la enseñanza; 8 el que exhorta, en la exhortación; el que da, con liberalidad; el que dirige, con diligencia; el que muestra misericordia, con alegría.

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